Tiempo de permanencia en las asanas
Cada postura tiene sus propias características. Algunas son cómodas de mantener durante largos períodos de tiempo, mientras que otras solo pueden realizarse unos pocos segundos. En general, es deseable permanecer el mayor tiempo posible, siempre y cuando se esté firme y cómodo. Cuando se deja de estar confortable o aparecen los primeros síntomas de cansancio, es el momento oportuno de deshacer la asana. A este respecto, basta con estar atento, escuchando al cuerpo, para detectar cómo él mismo nos avisa de que ya es suficiente, de que ya se ha obtenido el efecto óptimo y se hace necesario un cambio, una pausa de relajación para asimilar los efectos.
Hay un tiempo de permanencia ideal para cada postura, pero no es un tiempo fijo y puede variar de un día a otro. Si se sobrepasa ese límite, la postura puede perder eficacia, e incluso resultar contraproducente. El mejor cronómetro para saber cuando terminar es la atención, la presencia consciente en la asana. Mediante una atenta escucha corporal registrarás nítidamente las señales que emite tu cuerpo indicando que ya se ha consumado el proceso. si no se posee suficiente sensibilidad corporal, lo más prudente es una estancia breve y confortable. No se trata de soportar la postura, ni de luchar contra el cuerpo ni contra el tiempo. La repercusión de la asana es muy intensa y la totalidad de sus efectos no se manifiesta hasta las horas siguientes. Si mantienes las posturas hasta el límite de tus posibilidades, pueden aparecer efectos desagradables. Lo mejor es ser natural y nunca exprimirte al máximo. Deja que la sesión resulta agradable, sin sentirte forzado en ningún momento. el entrenamiento gradual y sistemático, facilitará la asimilación de los efectos y en pocas semanas podrás aumentar cómodamente la duración de las asanas.
Efectos de las asanas
Las asanas repercuten benéficamente en todas las estructuras del ser humano.
Los principales beneficios de las asanas son los siguientes:
1. Los músculos, tendones y ligamentos son ejercitados adecuadamente, recuperando su flexibilidad natural, la fortaleza y el tono ideal. Las articulaciones también se fortalecen y recuperan toda su movilidad. El esqueleto se compensa y afirma. La columna vertebral adquiere gran elasticidad y en cierta medida se corrigen sus deformaciones. La estructura corporal obtiene un correcto equilibrio postural.
2. Todos los sistemas y aparatos del cuerpo (circulatorio, nervioso, digestivo, endocrino, excretor) son tonificados y armonizados, recuperando su funcionamiento óptimo.
3. La circulación energética se activa y regulariza, mejorando las funciones de los pancha pranas. Se equilibra la actividad de los nadis ida y pingala. Se acentúa la actividad de los chakras, dando lugar a la aparición de estados de consciencia más profundos.
4. El equilibrio energético que inducen las asanas genera un estado emocional positivo y vital. La mente se estabiliza, se potencian todas sus funciones y se integra armónicamente con el cuerpo.
Las asanas además de agruparse según la dirección del movimiento del cuerpo, se pueden agrupar de acuerdo a los principales efectos que producen sobre el conjunto del cuerpo-mente de la siguiente forma:
a) Posturas vitalizantes (o energizantes): son las posturas que ejercen una acción más estimulante sobre las glándulas endocrinas y el sistema nervioso simpático. Son las asanas que más activan e incrementan el nivel energético del organismo.
b) Posturas tranquilizantes (o relajantes): son las posturas que inciden sobre los niveles energético, emocional y mental proporcionando un efecto de interiorización, tranquilidad y descanso.
c) Posturas equilibrantes (o armonizantes): son las posturas que aumentan el balance de la respiración nasal, del funcionamiento de las cadenas nerviosas simpática y parasimpática , de la actividad de los hemisferios cerebrales y de los flujos energéticos de los nadis ida y pingala.
Toda asana produce conjuntamente los tres tipos de efectos, pero de forma más notable alguno de ellos. A continuación enunciamos como orientación general algunas de las posturas que pertenecen a cada grupo de la clasificación anterior:
a) Vitalizantes: posturas de extensión hacia atrás. Ejercicios dinámicos y posturas de pie.
b) Tranquilizantes: posturas de meditación y de relajación. Posturas de flexión hacia adelante.
c) Equilibrantes: posturas invertidas, de torsión espinal y de inclinación lateral.
Nota tomada del libro "Claves del Yoga" de Swami Digambarananda Saraswati.