Terapia con flores de Bach

09.02.2018

Edward Bach nació el 24 de septiembre de 1886 en Moseley, Inglaterra. Su familia era originaria de Gales. Desde pequeño le gustaba recorrer los bosques y montañas, poseía mucha intuición, y preocupación por el sufrimiento de las personas. Era médico clínico y cirujano, pero se especializó en Bacteriología e Inmunología. Aún en el área de la medicina realizó grandes descubrimientos, pero hoy en día lo conocemos por ser el padre fundador de la terapia floral como la conocemos hoy en día.

Su intención era, inicialmente, encontrar un remedio natural para tratar las enfermedades de sus pacientes. Fue cuando tomó conciencia de que estaba tratando las enfermedades y no las causas que las originaban.

Bach creía que la causa de la enfermedad estaba en el paciente y no en algún factor externo. Estaba convencido que si se corregía esta causa los síntomas podían ser erradicados. Creía que la enfermedad se ocasionaba por alejarse del propósito de nuestra alma, y lo único que había que hacer era re-encausar a la persona para que volviera al camino del espíritu.

Para entender el sentido de la obra de Bach y su concepto de enfermedad, es necesario comprender sus postulados filosóficos:

Bach sostenía que el hombre está conformado por dos elementos: el alma (o espíritu) y la personalidad. El alma corresponde a la propia esencia, a la parte inmortal, trascendente; es lo permanente (preexistente a la personalidad); y la personalidad es la parte transitoria, mortal, que desaparece con la muerte física, es lo que sirve de sostén material en esta vida, lo personal e individual.

La meta del alma es alcanzar la perfección. Perfección equivale al despliegue de las potencialidades, a la individuación o realización. El camino para tal fin consiste en el recorrido de un proceso de evolución que finaliza al alcanzar la perfección. Este proceso de evolución va desde la falta a la completitud, del error a la verdad, de la ignorancia al conocimiento y del defecto a la virtud.

La vida actual no es más que un momento en este proceso, "un día de colegio". El hombre, para Bach, encarna para obtener conocimiento y experiencia y así corregir los defectos o faltas que lo hacen imperfecto. Vivir es entonces una oportunidad de continuar avanzando. Y uno de los instrumentos con que cuenta el hombre para hacer posible este crecimiento de su nivel de conciencia es la enfermedad.

Cada ser humano ha encarnado para cumplir un propósito espiritual en la vida. Para llevarlo a cabo todo individuo dispone de talentos, potencialidades que debe descubrir y desarrollar contribuyendo con la humanidad y el Universo. Cada uno debe descubrir su propio camino. El alma "sabe" para qué cada uno de nosotros ha venido a este mundo, y que no es solamente para comer, beber, dormir, adquirir posesiones, etc. Es la que conoce nuestra misión en la vida y sabe que es lo mejor para nosotros. Si la personalidad se aleja de los dictados del alma no se conecta con este saber, es decir con aquello que en esencia estamos llamados a ser, y nos desarmonizamos. La enfermedad es el efecto de no cumplir con lo que nuestro interior nos manda.

Concepto de enfermedad

Bach revaloriza el concepto de enfermedad colocándola como parte de un proceso y de un proyecto. Si leemos dentro de esta realidad, podemos comprender su significado. Bach entiende la enfermedad como el conflicto entre el alma y la personalidad, a la falta de comunicación ente Alma y Personalidad; cuando ésta se resiste a la guía del alma.

Esto sucede cuando no se escucha la Divinidad que cada uno lleva dentro, es decir, cuando no uno no conecta con el "yo interior", cuando no se hace caso a la Sabiduría que todos llevamos dentro. Cuando se cambian los propios pensamientos y acciones según los deseos de los otros, cuando uno permite que otros interfieran en nuestra vida, cuando permitimos que sus sugerencias, órdenes y pensamientos influyan en nuestros actos, o bien interferimos en la vida de los demás, cuando no respetamos al otro, queriendo implantar nuestros deseos en los otros, que el otro sea según nuestra conveniencia. De esta manera dejamos de ser fieles a nosotros mismos

Para Bach la enfermedad no es un mal a suprimir, sino un beneficio a comprender. El beneficio de la enfermedad radica en que el dolor y el sufrimiento actúan como señales, indicándonos la necesidad de aprender una lección que, de otro modo, no advertiríamos. La enfermedad es una oportunidad de vida. No es algo negativo sino que es la expresión manifiesta de un defecto a corregir para seguir avanzando en el proceso de evolución hacia la meta de la perfección. Vista así, la enfermedad podría concebirse como parte de la estructura ontológica del hombre. La enfermedad no es un sobre agregado, no se tiene enfermedad; se es enfermo. La enfermedad es un modo de revelamiento del Ser, de sus partes oscuras y rechazadas. Al poner a la luz las partes imperfectas del hombre obliga a su corrección, a crecer.

La enfermedad es producto de la acción de factores personales y transpersonales. Los factores personales son el egoísmo, el aislamiento, es decir, el ejercer una acción contraria o cruel hacia los otros. Dentro de los transpersonales, incluyen la influencia negativa de los semejantes debido al hecho de la ligadura que nos une a ellos por formar parte de una misma red. También hace referencia a que el alma encarna con un pasado previo de vidas anteriores y desde este lugar ciertas determinaciones actúan como factores predisponentes a la emergencia de síntomas específicos.

Bach: "La enfermedad, en apariencia tan cruel, es en sí beneficiosa y existe por nuestro bien, y si se la interpreta correctamente nos guiará para corregir nuestros defectos esenciales"... "La enfermedad es única y puramente correctiva, no es vengativa ni cruel. Es simplemente el medio adoptado por nuestra propia alma para indicarnos nuestras faltas, para impedir que cometamos grandes errores o acciones contrarias a nuestra evolución; y para traernos de vuelta al sendero de la verdad y de la luz".... "Detrás de toda enfermedad reposan nuestros miedos, nuestras ansiedades, nuestras ambiciones, nuestros gustos y nuestras aversiones. Vamos a buscarlos y curarlos, y junto con su curación se irá la enfermedad que estamos sufriendo".

Terapia floral

La terapia floral consiste en utilizar la vibración especial de ciertas flores y plantas para inducir cambios en el sistema energético de la persona aquejada. La planta seleccionada transmite mediante un proceso especial sus propiedades al agua, que es mezclada con un componente alcohólico para su conservación. 

La terapia floral no "cura" síntomas, sino que ayuda al consultante a trabajar las causas actitudinales que dieron origen al problema actual. La vibración especial de las flores satura gradualmente el campo energético con un patrón vibratorio nuevo y más elevado, que la persona puede utilizar para generar los cambios deseados. De esta manera, las flores no trabajan por sí solas, sino que sólo ayudarán a la persona que esté dispuesta a generar un cambio por sí misma. Es por esta razón que una vez que el tratamiento está terminado, si se realizó correctamente, los resultados son estables y permanentes

La terapia floral no tiene contraindicaciones y se pueden ingerir a cualquier edad, desde niños hasta la tercera edad, mascotas, plantas y hasta rociar en el hogar o el entorno laboral. No tienen interacciones de ningún tipo con cualquier medicamento que se esté ingiriendo, ni con psicofármacos.

La terapia floral no es alternativa sino complementaria y holística. Puede utilizarse como complemento de cualquier medicina natural o alopática que se esté utilizando en el momento para mejorar sus resultados. Muchas veces se califica de homeopática pero en realidad no lo es, ya que la homeopatía trabaja con los principios de iguales y la terapia floral trabaja reforzando la vibración opuesta de la actitud perjudicial que estamos queriendo elaborar.

Fuente: Despertar al ser de Adriana Testa

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