Meditar cambia la estructura y la función de nuestro cerebro
En los últimos dos años, se han publicado numerosos estudios científicos que demuestran que meditar fomenta la autoconciencia, la empatía, la memoria, la capacidad de aprendizaje y la creatividad. Una de estas investigaciones, quizá la más importante, es la que ha llevado a cabo un grupo de psiquiatras del hospital General de Massachusetts, liderados por la doctora Sara Lazar, quien afirma que si bien la práctica de la meditación se suele asociar a una sensación de tranquilidad y relajación física, se ha visto desde la medicina que también proporciona beneficios cognitivos y psicológicos que persisten durante todo el día. Y que son esos beneficios demostrados los que están detrás de la sensación de bienestar.
Para esta investigación, Lazar y su equipo tomaron imágenes por resonancia magnética de 16 voluntarios dos semanas antes y dos después de que realizaran un programa de mindfulness de dos meses, en el que se les hacía meditar unos 27 minutos diarios. Los investigadores encontraron un aumento de la densidad de la materia gris en el hipocampo, área del cerebro esencial para el aprendizaje y la memoria, así como en estructuras relacionadas con la compasión, la introspección y la autoconciencia.
Y no sólo eso. Vieron, además, que disminuía la materia gris en la amígdala, zona encargada del miedo y del estrés, lo que abre la puerta a nuevas terapias para pacientes con graves problemas de estrés postraumático tras haber sufrido una experiencia dura, como un accidente o un atentado. Los voluntarios también habían mejorado en tareas que requerían atención y procesamiento sensorial. En las personas de mayor edad, la diferencia era más que notable, lo que sugiere que tal vez meditar pueda ayudar a frenar el proceso de reducción del córtex cerebral y el declive cognitivo, asociado a la edad.
Además, en un trabajo llevado a cabo con la Universidad del País Vasco y el Colegio de Médicos de Bizkaia, ha demostrado que meditar baja la tensión arterial y mejora el sistema inmune. "El cortisol afecta a nuestras defensas, de manera que si conseguimos reducir el nivel de esta hormona tóxica, también mejoramos nuestras defensas naturales contra las enfermedades", dice Martín, autor del libro Con rumbo propio (Plataforma).
Meditar también beneficia nuestra capacidad empática. Al ser capaces de calmar la mente, podemos estar en contacto con nosotros mismos y al mismo tiempo con los demás, como demostró un experimento emprendido por Andrés Martín con 84 profesionales del ámbito de la salud en Barcelona. Entrenó a médicos y enfermeras durante un año en mindfulness y al acabar el programa estos afirmaban sentirse menos irascibles y ansiosos; consiguieron reducir el estrés que sentían y, sobre todo, aumentaron los sentimientos de empatía y compasión, esenciales para tratar con los enfermos. "En un centro hospitalario siempre se producen situaciones de estrés -relata Toni Prats, jefe del servicio de anestesiología, reanimación y terapéutica del dolor del hospital Asepeyo de Sant Cugat (Barcelona)-. El nivel de exigencia es alto, hay situaciones de nervios y a veces la gente pierde los papeles". Hace dos años, Prats, que es también instructor en mindfulness, empezó a explicarle a sus compañeros del hospital qué era aquello de meditar y los invitó a participar en un curso. Para su sorpresa, el éxito de la convocatoria fue rotundo y desde entonces, repite cada cierto tiempo este entrenamiento.
Constanza González, psicóloga clínica (Sentit.es), explica que meditar es "un espacio para poder detenerse y darse cuenta de lo que está pasando en nuestro interior. Una vez te detienes, puedes observar con qué actitud vives lo que estás viviendo y te permite tomar decisiones respecto a muchas cosas. Es, simplemente, el ejercicio de estar presente, de observar, sin juicios", razona. Y pone un ejemplo a modo de metáfora: "Imaginemos a una persona que trabaja en el campo, realiza mucho trabajo físico. Al llegar a casa, se detiene, se sienta en el sofá y descansa. Meditar es parecido a eso. Es no pensar en lo que tienes que hacer, en lo que has hecho, en lo que dijiste, en lo que te dijeron. Es, simplemente, estar presente viendo qué sucede aquí y ahora". Un ejercicio muy sencillo consiste en prestar atención a la propia respiración. El estar concentrados en inspirar y expirar nos genera calma, sosiego y nos permite descansar, porque dejamos de darle vueltas a aquellas cosas que nos preocupan para prestar únicamente atención a la respiración. Y este ejercicio tan simple puede potenciar nuestra creatividad, puesto que cuando estamos obcecados con algo, no podemos abandonar el lugar en que estamos y cambiar de perspectiva para ver las cosas de otra forma. "La meditación -destaca la psicóloga Constanza González- nos permite abrir el espacio necesario para ver con claridad".
Aunque, lo que de verdad es importante, señala la psicóloga clínica Constanza González, no es tanto lo que sucede cuando uno medita, sino después, justo cuando retomamos nuestra vida y empezamos a resolver y a encarar las cosas desde esa perspectiva. Se trata de detenernos para poder actuar y no dejarnos llevar por la inercia que, a menudo, nos hace sufrir. Meditar para cambiar nuestro cerebro y cómo funciona, y entonces, así, cambiar nuestra vida.
Fuente: La Vanguardia/estilos de vida